Crisis del Coronavirus: ¡la Rata de Metal nos había advertido!
Autor: Laurent Chateau
Autor-conferenciante – Diseñador original del «Liderazgo taoísta» – Asesoramiento – Qi Gong en empresas – Antiguo ejecutivo.
Traducción al castellano: Valérie Espinasse
Ya lo hemos olvidado pero el año 2020 es para los chinos el año de la Rata de Metal. El propósito de este artículo es ayudarnos a entender cómo este animal metálico nos tendría que haber puesto la mosca detrás de la oreja para prevenir mejor la crisis que estamos viviendo e intentar identificar los remedios que podemos aportarle.
Las felicitaciones de año nuevo que publiqué para los que querían leerlas decían: «El año de la Rata de Metal (según la astrología china) empezará el 25 de enero. Primero de los 12 animales del zodiaco chino, la rata marca el inicio de un nuevo ciclo, el esbozo de una renovación. A veces indeciso, se dice de este roedor que es honesto, meticuloso, intuitivo y pragmático. El metal (energía de repliegue) invita por su parte, durante este nuevo ciclo de 12 años, a hacer elecciones, a concentrarse en lo que es esencial, en lo que realmente tiene importancia». Con la perspectiva y la enseñanza del tiempo, me impacta su carácter premonitorio. ¿Acaso la rata se llama Casandra?
Si este roedor tiene algo para decirnos, conviene pues mirar en detalle la simbología de este animal y también su tonalidad energética, el Metal.
Empecemos por el animal. En la cultura china, la Rata es la que gana la carrera de animales organizada por el Emperador de Jade, que quería constituir su guardia cercana. Astuta, la Rata se subió al lomo del Buey que le ayudó así a cruzar el río. Luego, corrió rápidamente en los últimos metros que la separaban de la línea de llegada para convertirse así en el «primer animal de los doce».
Adaptativa, intuitiva, astuta, a la Rata le gusta intentar y sabe descubrir las oportunidades, así que el año de la Rata nos pide desarrollar estas capacidades. Tendremos que desplegar nuestra faceta inventiva y curiosa para encontrar una nueva vacuna, organizar la logística médica, encontrar las palabras justas para comunicar, identificar las buenas personas que queremos ver, los lugares a evitar, responder a las inquietudes del mundo económico y social, y encontrar soluciones inéditas a los problemas del mundo (teletrabajo, cambio de ubicación, solidaridades locales o geopolíticas…).
Viva, ágil e hiperactiva, la Rata nos dice que no podremos dejarnos llevar por la corriente, tal flotador de un pescador. Es nadando que alcanzaremos la orilla. Vamos a tener que adaptarnos, hacer pruebas, dar palos de ciego, avanzar, «hacer lo mejor que podemos » y movilizarnos, mover.
Hablando de mover, sabemos también que hacer deporte le sienta bien a la Rata. Le permite reforzar su inmunidad. Así, la Rata nos recomienda hacer más deporte, abrir nuestros pulmones para estimular Wei Qi, el escudo energético invisible del cuerpo que permite evitar que las energías patógenas entren en nuestro organismo.
Cuando la Rata está tensa, se le recomienda irse de viaje. Si no puede irse a otro país, un baño de bosque le puede ser muy beneficioso.
Sin embargo, si la Rata es inteligente, adaptativa, activa y talentosa, es también conocida por su falta de valentía (pusilanimidad), su indecisión frecuente y su versatilidad (¿Debo asistir a esta reunión? ¿Visitar a mis padres ya mayores? ¿Ir a comprar en un supermercado? ¿Seguir con mi actividad asociativa? ¿Pedir una mascarilla? etc.). La interrogación y la duda están ahora en todas partes a nivel del gobierno: ¿Qué actitud adoptar con China o Estados-Unidos? ¿Debo cerrar las fronteras? ¿Debo hacer un pedido de millones de mascarillas? ¿Debo aplazar las elecciones municipales [en Francia]? ¿De qué manera movilizar de la mejor manera el mundo médico y científico? ¿Cómo dinamizar la solidaridad internacional? etc.
Temerosa, la Rata tiene amigos, pero prefiere quedarse con los que conoce, quedarse a gusto en su círculo de amistades que le da tranquilidad. “El francés es franco, el extranjero extraño”, reza el dicho que vuelve sin cesar a las orejas del roedor. También se puede perder en los detalles y en una visión bastante estrecha de las cosas: salvar el pellejo y el de sus allegados, por ejemplo… sin sospechar que no podrá vivir mucho tiempo sola encima de su trocito de queso.
Asociada al elemento Metal, se dice que la Rata es gruñona, celosa y egoísta.
¿Y qué nos enseña la tonalidad energética del Metal (que no es la misma que la de Madera, del Fuego, de la Tierra o del Agua), propia de este año 2020?
El Metal es la energía de la ralentización. En Francia, ya se habían empezado a notar las mandíbulas del Metal durante las huelgas de transportes públicos al inicio del año. Su presión no hace sino acentuarse.
Pero el Metal es también y sobre todo la energía del repliegue, de la vuelta al centro, a sí mismo, a lo que es importante. Es la energía del otoño, el tiempo de las elecciones, a veces de los sacrificios. En un contexto donde la energía es limitada y finita, el Metal corta sin piedad entre lo que es útil y lo superfluo, entre lo que es indispensable y lo que es accesorio, entre el corazón, el centro y la periferia. El Metal nos obliga a preguntarnos: ¿Qué es útil, indispensable, para mí? ¿Cuál es mi corazón, mi centro, mi naturaleza profunda? Éste es el gran mensaje del Metal, el movimiento centrípeto hacia la cristalización que crea el mineral precioso. Mientras llega la cristalización, observamos en la crisis que el repliegue está por todas partes: los países están cerrando sus fronteras, las empresas están pensando en relocalizar su producción y sus filiales de distribución, las escuelas y las universidades han cerrado sus puertas, las reuniones públicas están prohibidas, las personas mayores ya no reciben visitas y están invitadas a no salir de sus casas, sus familiares también se quedan en las suyas. Los miembros de la propia familia son potenciales contaminadores, el enemigo está dentro, la desconfianza y su hermana la sospecha hacen su trabajo con meticulosidad. El retroceso es omnipresente.
En la medicina taoísta, el Metal está relacionado con los Pulmones. ¿No es curioso ver que el Coronavirus provoca dificultades respiratorias crónicas y trastornos pulmonares importantes que llamamos en MTC un «vacío de pulmones»? A nivel más simbólico, los Pulmones están asociados al alma «Pô», a la pulsión de vida, incluso de supervivencia. ¡Y justo estamos en ello! El 2020 es el año del Pô. También es curioso ver que la llanura italiana del Pô fue uno de los primeros focos de la infección en Europa. ¿Acaso la naturaleza estaría jugando con la geografía? De manera bastante lógica, encontramos en nuestra realidad actual los vicios y desequilibrios Yin de los pulmones: mostrarse desconfiados hacia los demás, sentirse culpables (de una posible contaminación), cerrarse en uno mismo y la reaparición del sentimiento egoísta («salvar primero mi pellejo»), sentir nostalgia («antes era mejor «), desarrollar juicios («Este podría sonarse en el codo», «Tiene mala cara, ¿qué hace en un transporte público?», «Gracias a los chinos por el regalo»…), reforzar el control de manera excesiva (constitución compulsiva de reservas en casa, rituales de prevención…).
En cuanto al “cuerpo” médico, está desarrollando las virtudes luminosas características de la energía del Metal: saber cortar, zanjar (paciente positivo/negativo, tratado/no tratado, confinado/no confinado, ingresado en el hospital o rechazado…), la limpieza y la higiene, el control de sí mismo, la empatía, el sentido de la responsabilidad y la devoción, en algunos casos hasta llegar al agotamiento, a la causa que le parece justa, la valentía de exponerse tomando el riesgo de contraer también la enfermedad, la de decir la verdad a los pacientes afectados. Los médicos, las enfermeras han adoptado de hecho el color blanco del Metal para su ropa de trabajo. La vocación del mundo médico evoca la energía del Metal. Gratitud infinita.
La especie humana vive hoy al ritmo y según la tonalidad del otoño mientras la naturaleza se expande en sintonía con la primavera. Estamos viviendo a nivel colectivo una oposición energética (otoño vs primavera) y la diferencia energética es total. La abeja va al encuentro de la flor mientras nos alejamos de nuestro vecino, los mamíferos se aparean mientras ponemos distancias entre nuestros cuerpos. La inteligencia de la vida que está latente en nosotros hace gritar, aullar, nuestras células, que están trabajando a contra-ciclo, y esto lo podemos notar. El malestar es biológico, incluso histológico.
Entonces, ¿cuál es la buena noticia? Pues, la Rata es el primero de los 12 animales del zodiaco chinés, que marca la renovación, el inicio de un nuevo ciclo. La Rata nos dice que de ahora en adelante estamos en el khairos griego, el momentum, el momento-eje donde todo bascula, el Taiji en la tradición china, en un ciclo por venir de 12 años, cargado, el Metal, de consecuencias. Mala suerte para nosotros, la energía de arranque de este nuevo ciclo es la del sacrificio, de las elecciones dolorosas, de las cuestiones sensibles que tenemos que zanjar, de las renuncias, de las buenas resoluciones duraderas. El ciclo por venir presentará sin duda una intensidad de cambios, de alteración, pocas veces igualada.
¿Cuál es el remedio? A corto plazo, sin duda una vacuna y la prevención. La estimulación de la energía de los Pulmones (y también la de la pareja Bazo-Páncreas) mediante el Qi Gong o la farmacopea. Fundamentalmente, la respuesta se puede encontrar sin duda en la energía que controla el Metal y los Pulmones. Esta energía se llama Fuego y Corazón en el modelo de los 5 elementos taoístas. Nos está enseñando que la vuelta al equilibrio vendrá de una mayor preeminencia de lo que asienta la alegría, la luz del corazón. Esta alegría viene de la visión y de la claridad, como una antorcha en la noche. La crisis del Coronavirus nos plantea la pregunta de nuestra visión de ser pensantes y consciente, a título personal y colectivo. Hasta que no desarrollemos nuestra visión y nuestra claridad interiores, nuestro alineamiento personal y colectivo, en conexión con la armonía de la vida y de nuestra especie, nos quedaremos en la energía del Metal y de la tristeza. Siguiendo el orden implacable de su ciclo, el modelo y el horóscopo chino nos dicen finalmente que si no conseguimos encontrar los motores individuales y colectivos de nuestro resurgimiento, caeremos entonces en el 2022 en la energía estancada del elemento Agua y del miedo.
Acordaos, esto era el tema del libro La peste de Albert Camus*, cuyo protagonista era… una rata.
* La peste de Camus encabeza en el 2020 las mejores ventas de libros en Francia.