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Valérie Espinasse
Profesora de francés
Aprender francés y mejorar tu nivel
es más fácil de lo que parece
Mucha gente tiene la creencia que la lengua francesa es difícil…
Y mis compatriotas tienen fama de no hablar otros idiomas y de no esforzarse para entender a los extranjeros cuando intentan comunicarse en francés.
Con esto, on est bien montés ! ¡Vamos apañados!
¿Sabes que las neurociencias han demostrado que lo que creemos, lo creamos?
Así que, para empezar, te invito a dejar de pensar y creer que el francés es difícil, así ya dejarás de poner una barrera entre tú y tu aprendizaje.
Otra cosa: muchos hispanohablantes creen que para hablar francés, tienen que cerrar la boca, en cul de poule, decimos nosotros, y hablar pequeño. El resultado es que cuesta mucho entender lo que dicen… (ahora comprendo a mis compatriotas).
No, para hablar francés, ¡hay que articular!
Y poner atención en la pronunciación.
En mis sesiones, aprendemos a distinguir los fonemas y a pronunciarlos correctamente utilizando el cuerpo para memorizarlos, para así literalemente incorporarlos.
- Porque pronunciar todas las letras, como en castellano, y en particular las «s» finales, puede dar lugar a malentendidos divertidos o embarazosos, según el caso.
-
Puede parecer que suenan casi igual, pero no es lo mismo «tu» que «tout» (tú y todo), «face» que fesse» (cara y nalga), «sûr» que «sourd» (seguro y sordo)…
- Si cocinas e invitas a alguién a comer poison (veneno) en vez de poisson (pescado), este error puede ser… mortal.
- Las nasales tienen su cosa, ya que no existen en castellano, ni en catalán. Vamos a aprender a pronunciarlas haciendo salir el aire en parte por la boca y en parte por la nariz, usando nuestra respiración. ¡Verás que pronto ya no tendrán secreto para ti!
- En francés, hay cosas súper fáciles, como la intonación: todas las palabras se acentuan en la última sílaba. Sin exepción. ¿Ahora entiendes por qué tenemos este acento cuando hablamos castellano?
Sí, usamos el cuerpo durante las clases: para marcar el ritmo de unas palabras con palmadas o con los pies, seguir la intonación de una frase con los brazos o el cuerpo entero, estirarnos, masajearnos la mandíbula, jugar, desplazarnos en la sala, mover al compás de una música…
También hacemos mapas mentales, dibujando, usando colores. Cada vez me apasionan más, me parecen una forma increíblemente creativa de memorizar conceptos, vocabulario.
Mi formación y mi otra faceta como profesora de Qi Gong son una base sólida para proponer este aprendizaje mediante el cuerpo. Porque mente y cuerpo son inseparables, y varios estudios confirman que se aprende mucho mejor con movimiento y diversión, a cualquier edad.
De hecho, cuando empecé a enseñar, allí por el año 1990, daba clases de lengua y literatura francesas en dos universidades de Bogotà, en Colombia. Aún no se hablaban de todos estos estudios sobre las neurociencias y el aprendizaje, pero ya tenía una cosa clara: en mis clases ibamos a difrutar. Y así fue.
Mi mayor recompensa: cuando las personas que estudian francés conmigo me dicen que han aprendido casi sin darse cuenta.
Desde entonces, he ido mejorando y enriqueciendo mi metodología.
Y la enseñanza de mi lengua materna ha evolucionado junto con la traducción, mi otra profesión.
Estos últimos años, traduje entre otras cosas 3 guías de vinos y turismo del vino (enoturismo), varias páginas web de bodegas, un documental sobre vinos naturales y compartí masía con unos amigos viticultores (puedes echarle un vistazo a mi perfil de traductora aquí).
Casi sin darme cuenta, me especialicé en el sector del vino y del turismo del vino.
He estructurado mis conocimientos de este campo y ahora disfruto impartiendo formaciones para viticultores, enólogos, bodegas que quieren mejorar su nivel de francés para poder comunicarse mejor con sus clientes franceses.
También les ayudo con:
- la traducción de su página web;
- la redacción en francés del guión de sus visitas guidas;
- la interpretación durante visitas y/o catas de vino con grupos franceses.
El resultado: los visitantes o potenciales clientes franceses se sienten acogidos, cuidados, entendidos.
Y un cliente satisfecho suele comprar más y hablar bien de la bodega y de sus productos.
Aparte de amenas, pongo el foco para que mis clases sean prácticas y te ayuden a alcanzar tu meta de aprendizaje.
Saber cuidar de tus clientes pasa por conocer su idioma y aspectos de su cultura.
En esto sé que te puedo ayudar.
Para contactar conmigo,
À bientôt !